Buenas!
Aquí voy poco a poco con la pierna. Todo bien, en su sitio y desacartonándose. Esto de no hacer nada es algo a lo que me podría acostumbrar si os digo la verdad. Es increíble lo que uno desconecta del mundo laboral estando unos días fuera de juego.
Mola.Y mucho.
Hablando de cosas que molan, anoche organizamos nuestro amigo invisible entre hermanos y cuñados y hacía tiempo que no me reía tanto.

He de explicaros la situación. El amigo invisible o hacer regalos de navidad en mi familia en general no es nada romántico. Por romántico me refiero a que el elemento sorpresa no nos gusta a ninguno. Siempre, de toda la vida, hacemos sugerencias de cosas que hemos visto (indicando talla y/o modelo y cuantos detalles sean necesarios) con el fin específico de que nos regalen la sugerencia hecha. Llegamos incluso a veces a comprarnos nosotros mismos nuestros regalos si la logística del otro no lo ha permitido. La sorpresa por lo tanto se produce si dicha sugerencia no se materializa.
Algunos pensaréis que eso no tiene nada de gracia pero nuestra linea de argumento es muy sencilla: sabes que vas acertar seguro y ahorras al regalado el tener que ir a la tienda a cambiarlo por otra cosa o peor aun por un ticket regalo. Y el regalado en cuestión está feliz con su regalo.
Pues bien, hace unos años decidimos hacer amigo invisible entre hermanos/cuñados ya que estábamos todos un poco hartos de acabar en bancarrota cada navidad.
Este año iba a estar súper bien, sobre todo porque mi hermano encontró esta página web que hace el sorteo por tí y evita trampas. Es que otra cosa que se me ha olvidado decir es que todos los años, para cuando toca dar los regalos todos hemos adivinado a quien le ha tocado quien. La razón de esto es que como siempre Mr Grumpster y mi cuñado son inútiles a la hora de comprar el regalo del que les ha tocado y siempre tenemos que comprarlo mi hermana y yo respectivamente, así que al final nos enteremos de quien es quien.
Pues bien, este año tenía toda la pinta de que realmente iba ser una auténtica incógnita el saber quién era el amigo invisible de cada uno porque el tema del regalo estaba más sugerido que nada.
Llegado el momento de entregar los regalos empezó lo bueno. A mi hermana se le olvidó traer el regalo de su marido que es a quien me había tocado pero por logística me lo había comprado ella. Empezábamos bien.
Luego le tocó el turno a mi hermana que había pedido, perdón, sugerido, una tostadora de cuisinart súper chula. Mi cuñada Su era la que le regalaba y le dio primero un paquete de agujas de tejer sin decirle nada de la tostadora.
Bien, una cosa he de decir de mi hermana: aunque es la mayor, con los regalos es como una niña de 5 años. Su cara de ¿y mi mega tostadora? era un poema porque otra cosa que mi hermana no hace es disimular. Las carcajadas se oían hasta en Murcia y al final obtuvo su regalo y feliz como perdiz.

Luego le tocó el turno a Mr Grumpster que en este caso fue éxito seguro porque se compró el mismo el regalo. El regalo de mi hermano y el de Su también fueron un éxito así que a pesar del mal comienzo, la cosa parecía que se enderezaba.
Y llegó mi turno. Bien, mi hermano pequeño era el que me tenía que regalar a mí y yo había sugerido o bien una máquina para hacer yogures o una para hacer goffres también de cuisinart que se podía comprar en amazon entre otras tiendas. Pues bien. Hete aquí que mi hermano no se leyó bien el mensaje que en vez de acabar con mi yogurtera de cuisinart, acabe con mi yogurtera ORVA:


Como podréis observar la diferencia entre ambos modelos es evidente. Mi cara era un poema porque dicho sea de paso yo tampoco puedo disimular y mientras que con la ropa me da igual la marca que sea, con las cosas de cocina soy una snob que no veas.
A partir de ahí la cosa derivó con la gracia del ORVA: «hombre no Orvas», o «la cena ha estado orvatuda», pasando por intentar que mi hermano confesara que la había comprado en Lidl o en el chino. He de decir que aguantó estoicamente el aluvión de bromas que cayeron y que después de tanta broma al final resulta que tengo yogurtera y una máquina de gofres (por su puesto que tampoco es de cuisinart) pero que no ha llegado todavía.
Hacer amigo invisible con mis hermanos y cuñados de la forma convencional queda comprobado es una misión imposible. Somos unos tramposos todos y demasiado directos/honestos a la hora de comprar y recibir el regalo.
Pero he de decir que no lo cambiaría por nada en el mundo. Y que quede claro: yo por mi ORVA matoooooooooooooooooooooo!
Saludos invisibles,
Grumspter.